martes, 8 de mayo de 2012

Ley y Libertad

  El afán por mejorar la convivencia ha hecho del mundo un espacio cada vez más habitable. Representa el triunfo del humanismo frente a la barbarie y es resultado de haber vencido al miedo en los momentos más difíciles.  El  Estado y toda su parafernalia no valen nada si no se es capaz de imponer la voluntad popular que son las leyes.  Quizá  nos falte educación sobre que cumplir la ley es una cuestión de corrección social y también moral, porque persigue mejorar la vida ajena. Cumplir y hacer cumplir la ley es, en definitiva,  un modo de ejercer el amor al prójimo, porque busca in fine, ensanchar su libertad. Sin embargo, en nuestra querida España sigue gustando la picaresca. Quizá sea esto lo que dificulta a todos, ministros  incluidos, el   comprender que el rigor  en la aplicación de las normas es la mejor manera de honrar a las personas que nos rodean.   Nos preguntamos, por ejemplo, por qué revolotea tanto el Ministro del Interior . Desearíamos  que su actual consistencia de colibrí mutara en la de un tanque. Porque la confusión de los mensajes degrada la libertad, igual que lo hace la duda sobre si lo que se  hace es o no legal.  Y es que no es fácil entender que “el perdón  será público”.., pero que se hace en privado. Que “ las medidas serán individuales”…pero sólo para los del colectivo. Y “que no se  negocia, ni se negociará”... pero actúan cada vez que se manifiesta el EPPK.  La futilidad  de cualquier Gobierno daña la libertad, porque puede generar  enseñanzas perversas como  que la ley se aplica a conveniencia; ó que sortear la legalidad puede mejorar la paz; ó que lo del estricto cumplimiento de la ley es algo muy pasado de moda. O  que lo importante es conseguir  el fin y no el cómo se alcanza….  Pues bien, desde aquí un suspenso al Gobierno.  ¡ Que cada palo aguante su vela !   Basque Sumando.  

7 comentarios:

  1. Otra vez esperando, para no estar la primera en los posts, pero no lo consigo. ¡Que le vamos a hacer! (puede que haya habido suerte y que haya varias personas en cola delante de mí. En fin :

    El Estado y toda su parafernalia no valen nada si no se es capaz de imponer la voluntad popular que son las leyes.

    Pues si las leyes son en efecto, la voluntad popular, es decir, lo que decidan que se vote como ley, la mitad más uno de los que hayan votado ( a veces, eso equivale al 15% de la población con derecho a voto ), entonces, apaga y vámonos. Porque el Estado y sus leyes serían en efecto una dictadura de ese 50% + 1 de los que hubieran votado. Y entonces, ¿ nos olvidamos del 50% - 1, que hubieran votado otra cosa?

    Yo creo que el Estado tiene que ser tan pequeño como sea posible, para hacer cumplir unas cuantas leyes, muy pocas, pero universales. Y justas. Y para defendernos a todos de las agresiones exteriores.

    Y creo también, que el Estado no tiene derecho a imponer leyes injustas, sólo porque una mayoría las apoye. Aunque esa mayoría fuese una mayoría aplastante.
    Yo, al menos, no me sentiría moralmente obligada a cumplir según que leyes, aunque, como es lógico, si al incumplirlas incurriera en ilegalidad, aceptaría las penas que se me impusieran por mi actuación ilegal . Aunque esa actuación fuera justa, y las leyes que hubiera contravenido no lo fueran.

    Y ahora me voy, que ya he dado suficientemente el cante.

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  2. ¡ Qué bonito viejecita, veo que eres la reencarnación de Antígona ! Antes la ley de Dios que la de los hombre. Sí señor.

    Querida desconocida, por tus comentarios a veces pareces un/a profesor/a de ética emboscada.

    Efectivamente, una cosa es la justicia y otra el Derecho. Sí que hay una presunción de justicia en toda ley aprobada en un estado democrático, porque teleológicamente la ley pretende justicia. Y cuando probamos que su aplicación nos aleja de ella, entonces proponemos un cambio de ley. Y así... siempre en guardia.

    Y ahora me dirás que quién es el que dice lo que es justo. Bueno, pues ahí, OJO AL PARCHE, porque si de algo sirvió la WWII, fue para que a su fin se otorgara la Declaración Universal de Derechos Humanos. Esos son los que hoy en día sirven de eje de los Estados democráticos y los que nos han marcado él ámbito mínimo de lo justo.

    Es un placer responderte, viejecita. Dime algo, por favor.


    Veamos, el concepto de

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    1. Querida jovencita

      Supongo que me estarás tomando el pelo, con eso de que parezco una profesora de ética emboscado. Los profesores, los catedráticos, los que tienen títulos que prueban su autoridad no me producen por ello ningún respeto. Les tengo el mismo respeto, mucho, pero no más, que el que le tengo a cualquiera, sea importante o no lo sea.

      Eso sí, si me gusta lo que dice, o, mejor aún, lo que hace alguien, le respeto y le admiro, y procuro imitarle en la medida de mis posibilidades, incluso en el caso de que sea profesor o catedrático.

      ¿ Conforme con mi con mi respuesta?

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    2. Sí, viejecita. Tout à fait !

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  3. Aún más mi querida catedrática emboscada. Eso que formulas en tus últimos párrafos lo inventó Heny Thoreau en los USA a finales del XVIII. Luego lo practicó, entre otros Gandhi y hoy es una postura ética frente a la ley, que se conoce como DESOBEDIENCIA CIVIL.
    A veces te ma antojas catedrática de filosofía de derecho.

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    1. Jovencita
      Estoy segurísima de que me tomas el pelo, y que sabes de sobra que no tengo ninguna credencial académica de ningún tipo.

      Mi abuela también practicaba esa desobediencia civil, cuando nos llevaba a Irún, a comprar alubias, y nos traída de vuelta, en el coche, con el saco debajo del asiento de atrás, donde estábamos sentados, asustadísimos, rezando el rosario con ella para que no nos parase la Guardia Civil, mientras ella decía con mucha convicción " Quien roba a un ladrón, cien años de perdón"
      Aunque no creo que a mi abuela se le ocurriera compararse con Antígona. Ni, por supuesto, con Gandhi.

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  4. Dionisio Pérez-Villar9 de mayo de 2012, 7:13

    Ley y Libertad son dos conceptos ¿opuestos en la realidad social?
    No lo tengo muy claro, personalmente y según mis experiencias. Dependerá de la manera en que se cumplen, o hacen cumplir las Leyes, sin tocar en exceso a la Libertad. Que aparte de una estatua en Nueva York, ¿qué es realmente?
    Lo que sí me ha gustado y estoy en contra es lo referido a la "parafernalia del Estado", aunque me asalta otra duda en cuanto a la cantidad/calidad, ¿cuanto es mucho o es poco?.Los términos podrían juzgarse en cada caso muy difícilmente, porque en una sociedad actúan fuerzas e intereses muchas veces contradictorios.
    En resumen que esto es un follón, y al que la solución se puede dar a través de un concepto que debería tenerse muy en cuenta: pensar en los que te rodean, y procurar molestarles lo menos posible. Y aprender a pedir "perdón" y a solicitar "por favor" para luego decir "gracias"

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