En el momento
actual del cese del terrorismo como arma de coacción, los grupos políticos que se han visto beneficiados del mismo o que lo
han empleado como instrumento, entienden que es necesario cambiar de
estrategia y al mismo tiempo desactivar el rechazo que la sociedad ha
planteado frente a esas actuaciones.
Para lo cual se
está implantando una impostura como es el denominado torticeramente “proceso de
paz”. Un proceso que no
es verdadero porque no ha habido guerra, porque lo único que ha habido es una
actuación fuera de la ley y unos servicios judiciales y de policía encargados
de reducir y hacer menos dañinos los intentos terroristas de unos cuantos.
La imagen que se
quiere transmitir de dos partes enfrentadas que ahora deben llegar a un acuerdo
de paz, les
viene muy bien a quienes sehan mantenido en muchas ocasiones en
equidistancia injustificable entre los criminales y la Ley, o a
quienes ahora deben explicar lo inexplicable a quienes fueron seducidos
con mensajes equivocados y maliciosos.
Esa cantinela de
“proceso de paz” quiere evitar que los hechos sean llamados por su
verdadero nombre y de ese modo evitar la derrota social, moral y educativa
del terrorismo, que tan duramente ha dañado a nuestra sociedad
moral, social y económicamente.
La actuación de
unos intermediarios que nadie reconoce y nadie ha pedido que vengan, forma
parte de esa ceremonia de la confusión que ha sido denunciada tantas veces
por las Víctimas.
Recientemente COVITE ha presentado una denuncia
ante la Corte Penal Internacional de la Haya que debiera haber sido hecha
por alguno de los Gobiernos habidos en España durante estos años, pero
los políticos han estado a otras cosas.durante estos años, pero los políticos
han estado a otras cosas.
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