jueves, 29 de marzo de 2012

Euskera sí, pero en libertad.

El nacionalismo vasco en general, en su proyecto político de ‘esculpir’ el País Vasco a la medida de sus necesidades, se auto-erigió hace tiempo en único guardián y  defensor del euskera. Ellos dijeron qué era hablar bien en euskera, de modo que, incluso los que nunca hablaron otra cosa, se sintieron extraños en su tierra. Después fueron acomodando las estadísticas sobre el uso y conocimiento del idioma a la ‘limpia’ que se pretendía realizar. Se  sirvieron de leyes mal interpretadas y aún peor aplicadas, para controlar el acceso a la función pública. Fue prácticamente imposible sacar plaza de funcionario sin haber pasado por el aro de empollar una lengua que NO iba a ser utilizada en el trabajo cotidiano.  Conclusión : los jóvenes vascos mejor  preparados que no quisieron estudiar euskera,  fueron contratados por la empresa privada y se colocaron en  Madrid ó Barcelona.  Qué malditamente bien les ha salido la criba. Y qué bien se han sabido aprovechar en el resto de España de  esa tradición tan vasca de guardar los mejores ahorros para educar a los hijos como a príncipes.

Pero ahora viene la vuelta de la historia porque, como decimos en euskera, 'patas cortas tiene la mentira'. Y lo cierto es que en esta  perversa batalla de configurar para las estadísticas una sociedad vasco-parlante,  tan sólo han conseguido caretas vascas. Porque los vascos, cuando amamos, lloramos ó reñimos, hablamos con el corazón, sin importarnos la Euskaltzaindia. 

Después de haber lanzado a toda una generación a ‘ hacer las américas’, ahora importamos innovadores de donde sea. Eso sí,  euskaldunizamos gratuitamente a sudamericanos, chinos y rumanos para que hagan la compra en euskera.  Cuántos años malgastados contra nuestros propios hijos, contra el País Vasco y también contra el euskera.  Quién les dirá a nuestros queridos nazionalistas que lo primero para los idiomas son las personas y para éstas,  la libertad.

Basque Sumando.

3 comentarios:

  1. Como yo escribo desde San Sebastián, nacido en esta preciosa ciudad, quiero añadir algo sobre el vascuence. Decir claramente que en mi ciudad debe hacer cola por ser el último en llegar. Y además debe respetar que los idiomas de San Sebastián son, por orden, el gascón, el castellano y español, y el francés. En esta ciudad hasta lo topónimos mas conocidos son gascones, y el español ha sido su idioma desde hace 500 años.La Cultura, la Administración, el Comercio, la Religión, nunca han utilizado el vascuence, salvo cuando las pistolas han ocasionado un miedo ciudadano espantoso. Tenerlo en cuenta, y luego hablaremos del vascuence, que no del batúa politizado.

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    1. En una ocasión, en el blog de Erkoreka*, donde he ido alguna vez, a defender el poder seguir siendo española-vasca-andaluza, aunque no hablase vascuence, un visitante me echó un rapapolvo porque dije que, aunque había nacido en San Sebastián, mis raíces familiares estaban en Oyarzun, diciéndome que como mínimo tenía que haber escrito Oiartzun (o así).
      Yo le contesté que tampoco decía London, ni New York, sino Londres, o Nueva York, cuando, como en aquél caso, escribía en español...

      * Erkoreka, a diferencia de algunos de sus visitantes, siempre fue perfectamente amable y bien educado conmigo.

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  2. Benigno Bidegaray7 de abril de 2012, 7:11

    Lo del euskera, antes vascuence, es una bonita pero gran mentira. Era históricamente el lenguaje hablado de unos incultos, y que últimamente gracias a su aprovechamiento racista, y político, ha salido a la superficie cultural. ¿Qué tipo de cultura, política, educación, arquitectura, arte, religión, filosofía,biblioteca, se ha expresado durante los siglos pasados a través del vascuence? Gracias por la respuesta. Otro día hablaremos de los siete dialectos, y de la gran farsa que significa el batúa. Inventado por aquello que se dijo ya en Castilla hace quinientos años; La lengua es la compañera del Imperio. Obviarlo y dejarlo como algo popular para usarlo entre quienes no tengan otra posibilidad, o quieran conservar un recuerdo histórico cultural interesante. Pero nada más, Y sobre todo no emplearlo como arma arrojadiza, porque es el peor favor que le han podido hacer.

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