jueves, 26 de abril de 2012

PATRIMONIO URBANO E IDENTIDAD CULTURAL

Existe un consenso unánime al considerar que la capital donostiarra fue la meca turística de España, el principal resort marítimo a escala peninsular, al menos durante las seis décadas que separan la última carlistada y el inicio de la guerra civil española (1876-1936). Esta circunstancia histórica originó un tipo de ciudad caracterizado por una cuidada ordenación estética, impulsada mediante continuos programas de embellecimiento y mejora en sus equipamientos públicos, así como la adopción de fórmulas arquitectónicas, tipológicas y estilísticas siempre “a la moda”.

El avance urbanístico ligado al veraneo llegó a situarse en el centro del debate sobre el progreso y la modernidad, erigiéndose las estaciones balnearias de élite en importantes núcleos de innovación cultural. A principios del siglo XX San Sebastián era un pujante centro de ocio con proyección europea, saturado de influencias foráneas que tenían una incidencia directa en su arquitectura, de estilo ecléctico e internacional. Esta impronta cosmopolita y mundana se convirtió en una fuerte seña de identidad local, ingrediente básico a la hora de modelar la imagen de San Sebastián, todavía perceptible en nuestros días.

Sin embargo, la infraestructura heredada integrada por el casino, balneario, grandes hoteles, parques de atracciones, paseos arbolados, jardines, palacios o villas de recreo, no ha sido nunca objeto de estudio global ni catalogación sistemática. Ese legado patrimonial, en riesgo de progresivo deterioro o desaparición, se ha tachado incluso de “frívolo” y “burgués”, percibiéndose como un brillante decorado extraño al país, e impulsado para el disfrute hedonista de los visitantes cortesanos.

Esta antipatía hacia todo lo que significa el veraneo tiene un claro componente ideológico, explicable al situarse en abierta contradicción con los aspectos tópicos de una identidad vasca que reclama raíces más profundas, centradas en la pervivencia de la vida rural, la tradición o la lengua. Y es que los espacios turísticos costeros han sido siempre una membrana permeable a las influencias externas. Sin embargo nuestros vecinos cántabros, ajenos a esos condicionantes ideológicos, disponen ya de una amplia bibliografía sobre los veraneos regios, el auge de los baños de ola o el fenómeno de urbanización litoral.

La ciudad de Biarritz también ha sabido valorar y preservar el patrimonio arquitectónico y paisajístico que define su encanto único como estación balnearia. Es hora por tanto de que los guipuzcoanos podamos reivindicar esa realidad histórica con plena naturalidad, asumiendo con orgullo los caracteres múltiples de nuestra identidad cultural. Los donostiarras en particular, debiéramos ser capaces de superar ciertas restricciones provincianas para retomar la vocación elitista y apertura de miras que son rasgos distintivos de nuestra personalidad, y constituyen parte esencial de nuestro patrimonio colectivo.

Basque Sumando

3 comentarios:

  1. Los donostiarras en particular, debiéramos ser capaces de ------- retomar la vocación elitista y apertura de miras que son rasgos distintivos de nuestra personalidad

    ¡Uy lo que habéis dicho! ¡¡¡ Elitista !!!
    Van a venir los "progres" a echaros el perro...

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  2. Patrimonio urbano e identidad cultural es un comentario que hacía falta que apareciese públicamente. Porque es la pura verdad y además explica que San Sebastián, ni antes ni ayer, ni hoy, ha tenido que ver con lo Vasco. Y afirmo, además, que la historia lo demuestra. Se funda por el Rey Sabio, navarro, con gascones que él trae. La denomina San Sebastián y le da un Fuero propio, que el el art.7.2 escribe, en latín, por supuesto, que"sin permiso de todos sus habitantes y expreso del Rey, no pueden a vivir ni clérigos ni navarros"¿?¿?¿Porqué un rey cristiano prohíbe a sus curas y súbditos propios vivir en San Sebastián? Muy sencillo, quizás eran judaizantes traídos de Bayona, para organizar una base comercial y de pesca. El idioma hasta el sXV fué el gascón y desde esas fechas el castellano, e incluso a veces el francés.
    ¿Y el Vasco? era lengua de los de fuera, que traían alimentos y venían a pagar las rentas de los caseríos.Luego llegó la riqueza y la cultura internacional con Mª Crsitina y el Gran Casino, eyc..

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  3. San Sebastián es, lo dice su historia, una ciudad ejemplar gracias a la Monarquía española. Que la eligió durante casi cien años como Residencia real veraniega, primero con Isabel II niña y que de aquí se fué desterrada a Francia. Luego, y definitivamente, con la Reina Regente, ¿os suena esa calle? que vino con su hijo recien nacido, Alfonso XII y éste repitió hasta el año 30. El año 1926 la nombraron Alcaldesa Honoraria. Todo el Gobierno, Diplomacia, Corte, Finanzas, Intelectuales, Artistas, Millonarios, Plutócrats, vivían aquí todos y cada verano. Y eso creó, con la riqueza del Gran Casino, una ciudad especial para disfrute de sus ciudadanos. ¿Sabian que en 1.920 la Sociedad de Naciones tuvo aquí una Sesión Plenaria, para finiquitar la Guerra del 14-18? Por la Monarquía y el dinero del Casino se hizo una ciudad modélica, y una sociedad más culta, elegante, y social, que la media española e incluso europea. Todavía quedan trazas, que provincianos nacionalistas y bildutarras, con la ayuda de algún socialista hortera, están trabajando para hacer desaparecer. Llevamos veinte años de decadencia, y por ello animo a los donostiarras que lean libros de nuestra historia moderna. Se entusiasmarán, y seguro que reaccionarán los jóvenes.

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